martes, 31 de julio de 2012

LOS ANTISISTEMA Y LOS PROSISTEMA

El pasado domingo el diario El País publicaba un amplio dossier sobre la evolución del voto y algunas opiniones más, desde las últimas elecciones generales. En su análisis se reflejaba el derrumbe del PP desde la última batería de recortes del mes pasado (8 puntos) y lo poquísimo que se beneficia el PSOE de dicho batacazo. El diario continuaba afirmando que ese enorme desencanto se traspasaba fundamentalmente a IU, que recoge a los votantes indignados de la izquierda, y a UPyD, que saca partido de la bandera antisistema. También en el Parlamento últimamente se ha puesto de moda este calificativo para definir a la formación magenta. Pues bien, al hilo de esta cuestión, me parece interesante y conveniente reflexionar con objetividad acerca del calificativo de antisistema para el partido de Rosa Díez. 


Desde su creación, UPyD se ha distinguido, a mi modo de ver, por dos líneas de actuación muy claras y definidas: Una lucha feroz y sistemática contra la corrupción, las mentiras y los privilegios de la casta política y los prebostes en general (banqueros, etc) y una defensa a ultranza de la unidad del país, tratando de acabar con la jaula de grillos o el camarote de los Hermanos Marx en que lo ha convertido esa misma casta política y que ha llevado a un modelo de estado ingobernable, ruinoso y donde reina la desigualdad entre los distintos territorios y por tanto entre los ciudadanos españoles, se supone, solo se supone, que todos iguales ante la ley. Todo ello, en mi opinión, puede dar lugar a distintos tipos de calificativos según el ideario político de quién opine sobre UPyD, pero difícilmente sus banderas ideológicas podrían calificarse de antisistema. Y es que, si UPyD es antisistema, entonces ¿Cuál es el sistema y quién lo apoya? La respuesta parece obvia pero pese a ello voy, a continuación, a desarrollarla con ejemplos concretos. 


¿Rodrigo Rato, Miguel Blesa y toda la cúpula de Cajamadrid, Bancaja y Bankia, son prosistema para El País, con sus enjuagues políticos durante años, su fusión bancaria y sus preferentes? ¿Y Carlos Dívar, con sus viajecitos y su derecho a indemnización de más de 200.000 euros, es prosistema? ¿También lo es Mª Antonia Munart, condenada por unas actuaciones sin duda dignas de encomio, y desde hace muchos años siempre en la cúspide política de las Baleares sin haber ganado jamás unas elecciones? ¿Es prosistema D. Francisco Camps, hombre de moda y a la moda con su nuevo diseño masculino de trajes de correas? (Ni cinturón ni tirantes, ahora se llevan las correas). Si no es así, quizá entonces lo sea para el diario, D. Alfredo Saez, condenado e indultado, dado su buen ejemplo y mejor sueldo, ¿verdad? Y D. Carlos Fabra, ¿Es prosistema o antisistema, tal vez? O puede ser que él sea una cosa y su megaestatua la contraria. ¿Qué decir de Diaz Ferrán, prohombre empresarial donde los haya? Y a lo mejor los dirigentes de Caja Castilla la Mancha, Caixa Cataluña, Nova Caixa Galicia y la Caja del Mediterráneo también son prosistema y sus sueldos, bonus, prejubilaciones y prebendas están del todo justificadas y han contribuido a la mejora económica y general del país, como ya hemos visto y comprobado muy requetebien, la prueba es que la UE nos aplaude y reconoce todos los días por ello. Finalmente y recién sacada del horno, Angeles Gonzalez Sinde es una ferviente prosistema, y obviamente defiende lo que el sistema tenía instaurado para personas como ella desde hace muchos años. Sin lugar a dudas todos estos prohombres y muchos más, rotundamente prosistema, dado que han formado parte de su élite dirigente desde 1.980 en adelante, han sido los que han llevado a España a su actual situación de gloria, prestigio y poder económico y social, reconocida y admirada dentro y allende nuestras fronteras. 


En fin, como me imagino que la respuesta a todas mis preguntas anteriores habrá sido positiva, dado que todos ellos se encuentran en las antípodas del ideario antisistema de UPyD, habrá entonces que convenir, por deducción lógica, que los miles o millones de ciudadanos perjudicados por la actuación ejemplar de todos los anteriormente citados serán también inequívocamente antisistema, lo que lleva a concluir que el 80% del país es antisistema, cosa que no se corresponde en absoluto con los resultados electorales de UPyD, por mucho que estén subiendo últimamente.


En definitiva, parece que para El País el sistema es el orden económico y social que nos ha llevado hasta donde estamos en estos momentos. Y también parece que El País está plenamente orgulloso del mismo y se alinea con él sin ningún tipo de disimulo. Cabe deducir entonces que El País defiende continuar con el mismo sistema y los mismos o parecidos próceres prosistema para lograr sacar al sistema del agujero negro donde nos han metido los mencionados prosistema. Aunque lo parezca no es un juego de palabras, es la conclusión de un razonamiento lógico.


Por contra los antisistema, con UPyD a la cabeza, son aquellos que se rebelan contra este modélico establishment y por tanto deben ser perseguidos dada su peligrosidad para el sistema, por demagogos y populistas. Y es que todo el que está contra el sistema es demagogo y populista por definición y punto pelota.


Pero si no fuera así y resultara que El País está también claramente en contra de este sistema (Ojalá), entonces solo caben dos preguntas finales: ¿Qué ha hecho El País durante todos estos años para derribarlo, teniendo en cuenta su evidente podredumbre? ¿Por qué ataca ahora a los que intentan pelear contra él y contra sus acérrimos defensores? Que cada uno saque sus propias conclusiones y actúe según su conciencia.





lunes, 23 de julio de 2012

HA LLEGADO EL MOMENTO DE REFLEXIONAR ACERCA DE LO QUE QUEREMOS SER

Este fin de semana pasado ha sido, a mi modo de ver, un auténtico ejemplo de lo que somos los españoles: Por un lado, y al hilo de la crisis, multitud de declaraciones cruzadas de los líderes políticos poniéndose a caldo unos a otros y acusándose mutuamente del desastre que se nos avecina. A eso se añaden las habituales proclamas nacionalistas amenazando con la insumisión, dejar de cumplir sus obligaciones y despedirse a la francesa de este país, acusando a España de todas sus desdichas. Y por otro, el devastador fuego del Alt Empordá que ha servido también de excusa para que unos cuantos descerebrados se crucen lindezas sobre lo que nos queremos unos y otros, y lo mucho que nos alegramos de la desgracia de los que, a su pesar, son aún sus compatriotas y conciudadanos. 


El conjunto de todos estos hechos y actitudes retrata de manera ejemplar nuestro carácter: Los españoles valemos fundamentalmente para dos cosas: Fomentar el odio y destruir. Por eso somos tan buenos guerreros y la historia lo demuestra. La terrible y sistemática masacre de nuestro propio patrimonio natural es un buen ejemplo. El que, en medio de la catástrofe económica y social a la que nos hemos abocado entre todos, bien dirigidos por nuestra maravillosa élite política y económica, sigamos dedicándonos no ya a desacreditar o justificar, si no a seguir incidiendo en ese odio al propio país, que en definitiva es también odio a todos sus ciudadanos, que todavía son nuestros hermanos, completamente indiscriminado e irracional, aún a costa de empeorar todavía más si cabe la situación, es un reflejo exacto de nuestra miseria moral y humana. Y en esto, lamentablemente, lo bordamos.


Por ello, en estos momentos es absolutamente imprescindible que todos los ciudadanos, sea cual sea nuestra condición, ideas y simpatías o antipatías, reflexionemos serena y profundamente, sin prejuicios intolerantes y limitantes. Y lo primero que deberíamos recordar, antes de seguir adelante, es que lo más importante de todo en esta vida somos nosotros, los seres humanos, las personas. Por encima de eso no hay nada: Ni religiones, ni nacionalismos ni nada. Y el ser humano está por encima de todo lo demás porque todo lo demás está creado por el ser humano, es decir es un producto artificial que en base a su creador podría ser así o de cualquier otro modo en cualquier momento, en función de las apetencias de los hombres que lo crearon, mientras que, por el contrario, el ser humano, las personas somos producto de la naturaleza y por lo tanto sagrados. No obedecemos a un capricho ni podemos ser transformados de un día para otro porque no les gustemos a nuestros padres. Pues bien, en ese contexto, todos los razonamientos que tienen su origen en un capricho o deseo de los hombres que provoca daño a sus semejantes y fomenta el odio irracional entre ellos no puede tener cabida ni prevalecer sobre el protagonista único y central de nuestra historia: nosotros mismos y nuestros vecinos o conciudadanos.          


Desgraciadamente llevamos muchos años alimentando todas las hogueras posibles, las morales y las materiales, y así hemos llegado adonde hemos llegado. Y si en esta tremenda tesitura tampoco somos capaces de dejarnos de sandeces, soberbias y odios, y ponernos de una vez a arrimar el hombro en la misma y única dirección posible POR EL BIEN DE TODOS, sin tener en cuenta afiliaciones, nacionalidad, vecindad, etc., entonces no tendremos derecho a quejarnos. Porque nos estaremos condenando inexorablemente a la destrucción y a nuestra desaparición. Pero la de todos, que nadie sea tan ingenuo y tan fanático como para creerse que él y los suyos se salvarán y saldrán adelante, y sus enemigos no. En este mundo tan globalizado ya no hay escapatorias individuales o parciales. Un país como España se salva o hunde en bloque, que nadie piense que él saldrá a flote mientras sus odiados vecinos se hundirán hasta lo más hondo y para siempre. Además de destructores compulsivos, no seamos tan necios por favor. 


Basta de odios, basta de protagonismos, basta de soberbias, basta de rencores y afrentas pasadas o históricas, eso no nos salvará. Somos todos personas, olvidémonos de nuestras siglas, de nuestros fanatismos y de nuestros enfrentamientos sistemáticos. Somos hermanos. Ni somos distintos ni tenemos credenciales especiales por nuestro origen. Nuestro origen podría haber sido otro bien distinto y nada habría cambiado de nuestra condición. Y cuanto más seamos mejor. La situación es crítica, dejémonos de pamplinas porque no queda tiempo y peleemos por todos nosotros, sin excepción. El ejemplo de otros países nos debería servir de acicate. Ahora mismo somos el hazmerreir del mundo, que asiste asombrado a nuestras permanentes disputas, incluso en un momento tan grave como el actual. No hay otra salida. Unámonos sin excepciones ni condiciones. Ayudémosnos o nos aniquilaremos, como ya nos ha sucedido otras veces. Aprendamos de una vez por todas y no volvamos a repetir nuestros errores ancestrales. Ya sabemos como nos ha ido históricamente con ellos. Cambiemos nuestra historia de una vez por todas y para siempre.      

martes, 17 de julio de 2012

EL GOBIERNO CONVOCA HUELGA GENERAL INDEFINIDA

La sorpresa ha saltado a los medios de comunicación. Los sindicatos están desolados. Y es que sin previo aviso, y como medida complementaria a todas las ya tomadas y por tomar para atajar el déficit, la deuda soberana (o más bien la soberana deuda, por su volumen), la prima de riesgo, las protestas injustificadas y alevosas, y la verborrea de la Espe (sin duda lo peor de todo), el gobierno de la nación ha decidido, a golpe de Real Decreto, convocar e implantar con carácter inmediato e indefinido una huelga general salvaje.Y lo que es más sorprendente, desde su inicio está obteniendo un seguimiento que ya quisieran para sí CCOO, UGT y todos los demás sindicatos juntos, porque los datos que van llegando a las redacciones son incontestables: Ahora mismo ya hay más de 6 millones de españoles sin aparecer por trabajo alguno y el crecimiento de este número día a día es exponencial.  


El gobierno, según un portavoz autorizado pero que prefirió no identificarse, está completamente decidido a mantener la huelga todo el tiempo que sea necesario ante la gravedad del momento, caracterizado por la angustiosa situación económica y la escandalosa corrupción generalizada. Por ello ha fijado unos servicios mínimos imprescindibles y de obligado cumplimiento, que serán los únicos autorizados a asistir a su puesto de trabajo, ejercer su rutina habitual y cobrar su sueldo completo con seguridad social, pluses, prebendas y otros aditivos artificiales. Estos servicios mínimos, nombrados por sorteo, están constituidos, casualmente, por el Gobierno en pleno, Congreso y Senado, Cámaras autonómicas, Corporaciones locales, Diputaciones Provinciales, CEOE y los 300.000 miembros del Cuerpo Nacional de Asesores Personales y Expertos varios. En total casi medio millón de currantes que se sacrificarán durante todo el tiempo que dure la huelga en beneficio de sus conciudadanos. 


Al conocerse la lista de estos servicios, algunos nominados han declarado su firme intención de no cumplir con los mismos y sumarse a la huelga, pero están siendo duramente atosigados por el gobierno, que les afea su falta de responsabilidad corporativa. 


En estos momentos todas las ejecutivas sindicales se encuentran reunidas en una sesión conjunta y con carácter permanente, analizando una respuesta contundente a la huelga implantada por el gobierno, pero de momento no hay nada concreto. Se han barajado diversas medidas, como acudir en manifestación a una ampliación de capital de Bankia o memorizar las letras del tesoro, pero tras largos y encendidos debates, han sido rechazadas. La situación está que arde. Seguiremos informando.

lunes, 16 de julio de 2012

SOSTENELLA Y NO ENMENDALLA

Los políticos españoles son una especie realmente rara. Una de sus peculiaridades más llamativas, salvando honrosísimas excepciones que confirman la regla, es que jamás, bajo ningún concepto, ni siquiera en peligro de muerte y si se ha de comulgar, que decía nuestro antiguo catecismo, reconocen ningún tipo de error o acto indebido realizado por su parte o por cualquiera de sus correligionarios. Para ellos esto es un axioma casi universal. Incluso en el caso de que hayan sido descubiertos en cualquier tipo de acción ú omisión flagrante y no muy edificante, que digamos, da igual, no pasa nada, sencillamente se niega todo. Y en el caso de que sea imposible negarlo porque "se le ha pillado" en plena felonía y con todo lujo de detalles, se da cualquier tipo de excusa y sobre todo se reacciona atacando al rival político, acusándole del montaje o trampa que se le ha tendido o simplemente aclarando que los otros son muchísimo peores (?). Parece realmente extraño el comportamiento, pero es exactamente así. Es la vieja táctica del "sostenella y no enmendalla" y también la de "la mejor defensa es un buen ataque". 

Pero lo que todavía resulta más sorprendente es que piensen, y están completamente convencidos de ello, que tal tipo de formas de actuar es perfectamente correcto y, lo que es aún peor, que en ningún caso presenten las debidas disculpas o mejor aún pidan directamente perdón a todos los ciudadanos por su comportamiento. El único que lo ha hecho recientemente, que yo recuerde, es el Rey, y después de una serie de noticias completamente deplorables acerca de él mismo y su familia que habían puesto la propia forma de estado en el disparadero a nivel nacional, algo que no había sucedido desde la instauración de su régimen. Pero ha sido el único. Ni un solo político lo ha hecho sino todo lo contrario, se defiende la inocencia incluso cuando las evidencias son incontestables y no hay lógica alguna para dicha defensa. Y ni siquiera estoy hablando de dimisiones, que ese sería el paso siguiente. Nada. Solo de reconocer un mal paso, un resbalón, aunque solamente fuese ante sus propios votantes. Ni por asomo. 


Tal tipo de reacción correspondería a lo que antiguamente se denominaba "hombría", término hoy totalmente en desuso y que desconocen por completo la inmensa mayoría de los políticos actuales. Si me leyera, a estas alturas Dña. Bibiana Aido ya habría puesto el grito en el cielo y me habría acusado de machista incorregible, facha, y otro tipo de lindezas por no haber dejado claro, explícitamente, que el valor moral es no solo la hombría si no, por supuesto, la "mujería". Quiero aclarar que hombría es vocablo genérico, aplicable a ambos sexos, y que en realidad se refiere a lo que también hace años se denominaba "bonhomía" o, sin lugar a dudas, "bonmujería", es decir, a aquellas personas que en su comportamiento daban inequívocas muestras de su gallardía, caballerosidad (vaya por Dios, qué desastre, otra vez la desigualdad de género, vale, acepto señorasidad) y, en definitiva, valentía, entre otras cosas para asumir públicamente sus errores y dar un paso adelante, a fuer de quedar en evidencia, reconociéndolos y pidiendo disculpas o directamente perdón por su comportamiento.

Pero lo que ya me parece absolutamente inaudito es que piensen que este tipo de proceder es beneficioso para sus intereses políticos y no les granjea ninguna pérdida de popularidad ni de votos, más bien al contrario, en la mayoría de los casos les supone un refuerzo electoral. Y esto es algo realmente preocupante, a mi modo de ver, porque refleja perfectamente no solo su iniquidad sino que piensan así porque la experiencia les demuestra que tienen razón. Y a los resultados electorales me remito. La cruda realidad de este país es que salvo hecatombe, la vileza de los comportamientos políticos no tiene el más mínimo reflejo en la manera de pensar de la gran mayoría de los votantes, con lo que dichos comportamientos se refuerzan y hacen falta muchos años de desmanes políticos para lograr algún efecto significativo en las esferas de poder. Es algo que tengo claro que es terrible para la democracia y el correcto funcionamiento de las instituciones de cualquier tipo. Lo hemos visto desde hace muchos años y lo seguimos viendo prácticamente a diario. Y afecta a todos los signos políticos, sin excepción. 

Y a mi modo de ver, la desdichada causa de que esto sea así y de que siga sucediendo con escandalosa desfacahatez, es nuestra manera de vivir la política. Y esto es una vez más culpa de los partidos políticos. Y nuestra por entrar al trapo y aceptar sus reglas de juego. Me explico.


A la muerte de Franco y con la llegada de la democracia, España entera tuvo un subidón de ética, ilusión y deseos de "hacer bien las cosas" por encima de todo, incluso de rivalidades políticas. A ello contribuyó el miedo a un golpe de estado, cosa que el 23F se encargó de confirmar. Pero con los años y la consolidación de la democracia, los partidos políticos abandonaron aquellas buenas intenciones y se enzarzaron en la refriega política, en el cuerpo a cuerpo directo del día a día. Y comenzaron los ataques y las acusaciones "por todo". Es decir, todo lo que hace el adversario político está fatal y todo lo que hago yo es perfecto. Y lo más asombroso es que con el paso del tiempo y el ejercicio del poder todos acaban haciendo prácticamente lo mismo, pero si lo hacen ellos está muy bien y si lo hacen los otros es impresentable. Los ciudadanos entramos a ese diabólico juego y empezamos a defender a nuestro partido político como si de un equipo de fútbol se tratara. Y aquí sobreviene la catástrofe: desde hace muchos años, exactamente desde la llegada de Felipe Gonzalez al poder, la gente es del PP, del PSOE, IU, CIU, PNV, etc., como si fuera del Madrid, del Barça, Atlético, Athlétic, etc. Es decir PARA TODA LA VIDA.Y sin darnos cuenta nos hemos convertido en unos hooligans de la política, unos fanáticos que defendemos a los nuestros hagan lo que hagan y atacamos al contrario también haga lo que haga. Es decir, hemos perdido toda capacidad de autocrítica.


El resultado es que tal actitud ciudadana tiene un efecto devastador sobre el ejercicio de la política y el poder, porque los políticos saben perfectamente que actuamos de esta forma, nos han llevado a su terreno y conforme a ello actúan en consecuencia. Y la consecuencia es el impresionante nivel de corrupción existente y que ahora tanto nos escandaliza. Pues no tenemos derecho a rasgarnos las vestiduras porque hace muchos años que caímos en su trampa y desde hace demasiados años en España tiene que suceder un auténtico cataclismo para que algo cambie en política y alguien se vaya o caiga en desgracia. Les hemos dado patente de corso y desde luego que se la han tomado con creces.


En resumen, las antiguas hombría y mujería han acabado por transformarse en hipocresía y finalmente en cobardía. Esto es lo que tenemos y mientras no seamos conscientes de que es la causa de todos los desastres actuales, mientras no entendamos que por encima de los partidos políticos están las actitudes, los comportamientos y en definitiva la ética personal de cada uno, que es lo único que nos garantiza poder vivir en sociedad con nuestros semejantes, no habrá nada que hacer.   

viernes, 13 de julio de 2012

La estupidez como razón de estado

Nada es casual. España no ha llegado a esta situación de la noche a la mañana y sin saber cómo ni por qué. Pero dentro del cúmulo de despropósitos que nos han llevado a esta amarga situación me llama poderosamente la atención uno, por ser, a mi parecer, la prueba palpable de hasta donde han estado dispuestos a llegar los políticos en su particular pelea por controlar y repartirse el pastel del poder en este país. Me estoy refiriendo al nombramiento de los 2 últimos presidentes de gobierno como candidatos a dicha presidencia.

En primer lugar Jose Luis Rodriguez Zapatero. Diputado de la nada, representante de la "mayoría silenciosa" en el Congreso y el Senado (Bueno, en el Senado todos son mayoría silenciosa, dada la utilidad de este estamento "low cost" para los españoles), formada por todos aquellos ilustres representantes de la voluntad popular, cuya principal y única función en el Parlamento consiste en hacer presencia física cuando se la piden, estar atentos a las indicaciones de su portavoz para saber qué botón tienen que apretar en cada votación, de los tres posibles, y rizando el rizo, ser capaces de pulsarlo en el momento oportuno sin equivocarse. No me consta que el Sr. Zapatero no cumpliese debidamente todas estas obligaciones por lo que puede concluirse que se trataba de un diputado ejemplar. Ni una intervención, ni una idea ni una iniciativa en unos cuántos años (Sin lugar a dudas se puede decir de él que pertenece a la generación ninini parlamentaria).

Sin embargo tras el fracaso de Joaquín Almunia en las elecciones del año 2000, en el XXXV Congreso Federal del PSOE de ese mismo año el partido se encontraba fuertemente dividido, aunque todo hacía suponer que sería José Bono el elegido como nuevo Secretario General y candidato a Presidente, dada su larga y ampliamente conocida trayectoria política, acompañada de un importante prestigio. Es en ese contexto cuando los compromisarios socialistas, en lugar de analizar cabalmente las virtudes y defectos políticos de cada candidato, nada menos que cuatro, desde el punto de vista de su liderazgo político y personal, así como de su capacidad para asegurar la mejor gobernabilidad y prosperidad posible del país, deciden enzarzarse en una pelea barriobajera por el poder interno dentro del propio partido. Y así, a lo largo de una interminable noche de cuchillos largos y tras toda una serie de componendas inverosímiles desde el punto de vista de la razón entre las distintas asociaciones territoriales, se llega a un acuerdo basado fundamentalmente en una premisa básica: El candidato no puede ser alguien que concite "el odio" de alguna federación. O dicho de otro modo, debe ser alguien que, con independencia de su valía personal y política, de su experiencia en la cosa pública y de su capacidad de gestión y liderazgo para dirigir no ya un partido sino todo un país, no cuente con el veto de nadie. Y con esa premisa por montera, alguien propone a José Luis Rodriguez Zapatero que, probablemente incrédulo, acepta presentarse y contra todo pronóstico y toda lógica política y nacional, derrota a José Bono creo que por 8 votos de diferencia. A esto es a lo que yo llamo esgrimir y aplicar la estupidez como razón de estado. O más bien, y para ser más exactos, ejercer la estupidez por encima de la razón de estado. El resultado ya lo conocemos: Una incompetencia ejemplar.

Pero vayamos al bando contrario, al del PP. Para las elecciones generales del año 2004, Napoleón Aznar, a la sazón nuevo caudillo de España y en la cúspide de su prestigio y de su poder, con una cómoda mayoría absoluta y sin nadie que le discutiera su siguiente victoria electoral, prepara un golpe de mano maestro. Henchido de egolatría y sintiéndose invencible, decide tener un gesto imperial a la par que genial. Para asombro de todos, incluido su propio partido, anuncia que no se presentará a la reelección presidencial. Imitaba así nada menos que a los presidentes americanos, los más poderosos de la tierra, y en concreto a su ídolo, amigo y mentor George Bush Jr. Pero Aznar no tomaba esta decisión movido exclusivamente por su idolatría a Bush y las Américas. Lo tenía todo perfectamente calculado. Y es que, en pleno estupor general, incluido el del PSOE, declara que antes de irse nombrará personalmente a su "heredero". Inmediatamente comienzan las quinielas y aunque en este caso no hay debate congresual, ya que solo a Napoleón le corresponde tomar la decisión, sí se postulan candidatos, curiosamente también cuatro. En este caso 2 pesos pesados del partido con un gran prestigio y poder político en aquellos momentos, Rodrigo Rato y Eduardo Zaplana, un tercero tremendamente contestado en el PP pero con mucho más prestigio que los anteriores en todo el país, incluso entre los adversarios, Alberto Ruiz Gallardón, y el cuarto un hombre...., sin especial relevancia en ningún aspecto, ni político ni de liderazgo ni de prestigio. Otro ninini, un hombre gris, oscuro, silencioso, que a pesar de haber sido ministro durante bastantes años, por lo más que era conocido a nivel popular era por su ya famosa frase como portavoz del gobierno durante el desastre del Prestige en el 2002, de que el petróleo que escapaba del barco era como hilillos de plastilina.

Por supuesto ya sabemos lo qué pasó y cuales fueron las razones de Aznar para tomar su decisión. ¿De interés nacional? ¿De capacidad de gestión? ¿De prestigio político y liderazgo? Obviamente no, simplemente eligió a aquel que ni podía ni iba a querer hacerle sombra, al alumno obediente y sumiso que se dejaría dirigir en la sombra por el genio napoleónico de D. José María. Eligió, en definitiva, al ninini, Mariano Rajoy. La jugada le salió mal y contra todo pronóstico Zapatero se encontró ¡Con que era Presidente del Gobierno Español! Pero 7 años después y como consecuencia de aquella desastrosa decisión tomada exclusivamente por motivos egoístas y de mantenimiento del poder, Rajoy se encontró ¡Con que era Presidente del Gobierno Español! Sólo 6 meses de gobierno y ya sabemos de lo que es capaz el Sr. Rajoy y de su enorme popularidad en Europa y el resto del mundo. Una vez más, la imposición de la estupidez por encima de la razón de estado, por razones puramente egoístas.

En resumidas cuentas, se puede decir que la gran desgracia de este país en todos estos años ha sido la de contar con unos partidos políticos, y lamentablemente lo han hecho todos los que han alcanzado alguna cuota de poder, por pequeña que fuera,  que anteponen sus luchas intestinas, su ambición de poder, sus guerras de egos y su deseo de pillar, al interés nacional. Han hecho de España su chiringuito particular y se la han merendado con patatas y buen vino. Ahora ya no queda nada. Son como las células cancerígenas, que en su afán de nutrirse y crecer, crecer y crecer más y más, acaban destruyendo al organismo que las alimenta y mueren. Este es el gran pecado de los partidos políticos y de sus miembros. Y esto es lo que los ciudadanos no podemos ni debemos perdonar y ya no toleramos más.

Así que sólo queda una alternativa: Forzar, a base de un discurso racional y desprendido, apoyado en la exigencia y lucha ciudadana, redes sociales, movilizaciones pacíficas pero firmes, etc.a que nuestros representantes actúen honestamente y obren en función del interés nacional y no del propio, como hasta ahora han hecho. Esto ya no es tolerable porque nos va la vida en ello. No queda otra. Y tenemos que hacérselo saber, que no les quede la menor duda de que la situación ha cambiado y que nunca dejaremos que vuelva a ser como ha sido hasta ahora.